sábado, 27 de diciembre de 2014

LOS GENERALES BALLESTEROS Y FERRAZ Y EL ATAQUE FRANCÉS A PRADO DEL REY

LOS GENERALES BALLESTEROS Y FERRAZ Y EL ATAQUE FRANCÉS A PRADO DEL REY Luis Javier Guerrero Misa Arqueólogo e Historiador Asociación Papeles de Historia Introducción: la invasión de Andalucía por los franceses El actual municipio de Prado del Rey (Cádiz) fue escenario de varios episodios importantes en el desarrollo de la Guerra de la Independencia (1808-1814) en la comarca serrana. Tras la caída de prácticamente toda Andalucía en manos de las tropas imperiales al mando del mariscal Soult, en el mes de enero de 1810, la Regencia tuvo que refugiarse al amparo de las murallas de Cádiz y de la flota británica. Las tropas francesas del general Víctor sitiaron la ciudad y la aislaron del resto de la actual provincia, aunque parte del Campo de Gibraltar y parte de la Sierra (junto con parte de la Serranía de Ronda) se mantuvieron, en un primer momento, libres de las tropas francesas. La situación era desesperada para la Regencia y los españoles que apoyaban a Fernando VII. Las tropas que el Duque de Alburquerque había logrado salvar en Cádiz estaban, en esos momentos, malnutridas, mal equipadas y mal armadas, por lo que solo se podía aspirar a defender, en la medida de lo posible, los muros de la capital gaditana. Toda la Bahía, Jerez de la Frontera, Arcos, Medina-Sidonia, Villamartín, Zahara, Olvera y Ronda cayeron enseguida, sin oponer resistencia, ante los imperiales. Sin embargo, en muchos pueblos no ocupados, la llegada de tan malas noticias por un lado y la de decenas de soldados “dispersos” (soldados cuyos regimientos habían sido vencidos o se habían disuelto tras las derrotas y volvían a casa de forma espontánea) por otra, fraguaron un sentimiento de lucha ante el invasor que fue, rápidamente, encauzado por militares enviados por la comandancia del Campo de Gibraltar, como el caso del brigadier González Peinado (1), o por civiles más o menos “espontáneos”, como Ortiz de Zárate, alias “El Pastor” (2). En este sentido, la implantación de una guerra de “guerrillas” era prácticamente el único recurso que le quedaba al ejército español, incapaz, en esos momentos, de combatir en campo abierto ante un enemigo notablemente superior La mayoría de los historiadores decimonónicos, con el Conde de Toreno a la cabeza, afirman que fue decisión del Estado Mayor de la Regencia, la de impulsar las revueltas en las zonas de montaña de Huelva y Ronda/Cádiz para así distraer tropas del enemigo y aliviar la presión sobre la asediada ciudad (3). Atacar por el flanco y la propia retaguardia era una opción mucho más válida y más estratégica que la de intentar una salida de las fortalezas de Cádiz para romper el cerco. A ello había que añadir que el Campo de Gibraltar, donde residía aún un importante contingente de tropas españolas, estaba auxiliado permanentemente por el puerto gibraltareño, donde se desembarcaban víveres, provisiones, armamento y tropas desde otras zonas de España, con la notable “ayuda” de los británicos. Sin embargo, otros autores piensan que más que un plan estratégico a medio plazo, la medida fue fruto de la improvisación y de la desesperada situación en la que se encontraban las defensas gaditanas. Desde mi punto de vista, da igual si fue o no una medida “desesperada”, lo importante es que, a la vista de los resultados finales, este plan terminó consiguiendo sus objetivos y los franceses picaron una y otra vez en el anzuelo de atacar el “avispero” serrano. Decenas de veces, Víctor tuvo que restar tropas al cerco para enviarlas al Campo de Gibraltar y a las serranías, mientras Soult, desde Sevilla, se obsesionó con todos los jefes españoles que le desafiaron desde las sierras e igualmente envió, una y otra vez, tropas a la “Línea del Guadalete” (la frontera que se estableció entre tropas imperiales y españolas en base a los castillos medievales de la sierra) y a Ronda (4), distrayéndolas de su objetivo principal, apoyar la conquista de Portugal. Se inició de esta forma un levantamiento en la Serranía de Ronda y Sierra de Cádiz en base a “partidas” de civiles armados y soldados dispersos, que, progresivamente, se fue militarizando y, con el tiempo, se integrarían por completo en el 4º Ejército español, con sede en el Campo de Gibraltar. Estas fuerzas irregulares fueron inicialmente dirigidas por el Jefe de Escuadra (vicealmirante) José Serrano Valdenebro (5) y entre sus principales logros estuvo la toma de Ronda durante un breve periodo de tiempo, la resistencia en amplias comarcas que quedaron más o menos libres y el acoso continuo al ejército francés durante casi dos largos años. Esos dos años también fueron muy duros para los pueblos serranos pues prácticamente todos fueron asaltados, saqueados e incendiados, en mayor o menor medida, como castigo por su rebeldía, si bien en algunos de ellos como Montellano, Algodonales, Grazalema, Villaluenga o Ubrique, el castigo fue terrible... El general Ballesteros entra en acción A finales de agosto de 1811, llegó a Algeciras el nuevo comandante del Campo de Gibraltar y de las Sierras, el teniente general Francisco Ballesteros, sustituyendo al general Begines de los Ríos, que había tenido una más que discutida actuación durante su mandato y había ocasionado, además, la renuncia de Serrano Valdenebro. Ballesteros, maño de nacimiento, era un hombre de fuerte carácter, muy resolutivo, y sus dotes de mando, habilidad e intuición en el campo de batalla le hacían merecedor de la plena confianza del Estado Mayor de la Regencia. Llevaba tras de sí una larga estela de combates desde 1808 (sobre todo en Asturias y Norte de España) y había sido comandante del distrito del condado de Niebla y sur de Extremadura. Además, había combatido en la Batalla de La Albuera, donde se distinguió por su valor (6). No obstante, Ballesteros fue una figura muy polémica, a sus indudables dotes militares anteponía, en ocasiones, aspiraciones personales no muy claras y a su labor en pos de la liberación de la nación del dominio francés en los campos de batalla, contrapuso su mando autoritario y casi dictatorial allí donde pudo ejercerlo, como en Granada a finales de 1812. Sus ideas sobre cómo hacer la guerra le habían costado más de una reprimenda, pero aun así, las mantuvo contra viento y marea. Su estrategia de guerra de movimientos continuos, de golpes de oportunidad contra el enemigo y retiradas apresuradas para evitar su respuesta, dio unos resultados magníficos y llegó a obsesionar de tal forma a Soult que ocasionó que los franceses perdieran el control total de la situación en Andalucía Occidental y que sus tropas quedaran “empantanadas” en el piedemonte de las sierras, sin poder ayudar al cerco de Cádiz o a los ataques a Portugal. Sin embargo, su fulgurante trayectoria como general se vio ensombrecida al rechazar de plano el sometimiento a la jefatura que las propias Cortes de Cádiz otorgaron al Duque de Wellington como Jefe de todos los Ejércitos Peninsulares y su fuerte oposición, que rayó en el motín, le costó su cese el 1 de noviembre de 1812 y el exilio a Ceuta (7) Pero comentemos, de forma resumida, las principales actuaciones de Ballesteros y su ejército en nuestra comarca. Como hemos dicho, Ballesteros, desembarca en Algeciras el 4 de septiembre junto con dos divisiones (la 2ª y 3ª), que se sumarían a la 1ª División que ya había formado Begines en los meses anteriores, lo que suponía una importante fuerza militar y una seria amenaza para los franceses. Gran parte de los regimientos recién llegados eran soldados asturianos que habían combatido con él desde el principio de la guerra, como los Regimientos de Cangas de Tineo, Lena, Castropol o Pravia, aunque también había unidades aragonesas, catalanas y andaluzas. Entre los planes de Ballesteros estaba la misión de recuperar Ronda y Málaga, la de cortar las vías de comunicaciones entre Sevilla y Ronda, amenazando a Soult y, a nivel organizativo, la de militarizar definitivamente a todas las partidas de la serranía, convirtiéndolas en fuerzas regulares, terminando con la rivalidad de mandos (en primera instancia entre González Peinado y “El Pastor”, hasta que éste fue encarcelado y luego entre Begines de los Ríos y Serrano Valdenebro, algo que siempre restó eficacia a las acciones bélicas contra los invasores). Los franceses, ante la llegada de Ballesteros y la formación del Ejército del Campo de Gibraltar (el 4º Ejército en la nueva organización militar española), con una fuerza ya de tres divisiones, planificaron una nueva ofensiva sobre la Sierra, y el día 12 septiembre de 1811, enviaron un fuerte contingente al mando de los generales Rignoux y Cassagne. Atacaron Yunquera y derrotaron a las partidas allí reunidas en un feroz combate en el que los franceses afirman que acabaron con más de 400 guerrilleros, algo que no está comprobado en las fuentes españolas, aunque sí el saqueo del pueblo (8). Tras esto se aproximaron a Igualeja, aunque sus vecinos la habían abandonado, por lo que el día 16 se encaminaron hacia Benaoján y Montejaque, que fueron de nuevo saqueadas, y siguieron hasta Cortes, donde superaron la defensa liderada por Juan Peralta. Desde allí se dirigieron a Ubrique, que también había sido abandonada por sus habitantes, ya que Rignoux y Cassagne esperaban encontrar allí a Ballesteros, aunque éste también había abandonado la población el día anterior, retirándose hasta Jimena. De camino, Benaocaz fue saqueada (9). Durante los meses siguientes, los franceses intentaron una y otra vez detener los movimientos ofensivos del ejército de Ballesteros que emprendió una táctica de guerra de rápidos movimientos que consiguió desbaratar todos los planes de apresarlo. Es más, consiguió asestar duros golpes al orgullo francés, al derrotar al general Rignoux en las Peñas de Juana Sánchez (Jimena de la Frontera), acción en la que los franceses pierden muchos hombres, algunas fuentes dicen que hasta 600, entre ellos el coronel al mando del 4º Regimiento de Polacos (10). En este estado de cosas, el mariscal Soult, inquieto por los movimientos de Wellington en Portugal y Extremadura, tenía claro que debía antes acabar con la insurrección de la sierra y el Campo de Gibraltar, para poder empeñarse en Extremadura sin ataduras a su espalda y para ello ideó un plan de operaciones con tres objetivos básicos. Primero había que acabar con la insumisión de la sierra, luego destruir o expulsar al ejército de Ballesteros y, en tercer lugar, conquistar los puertos de Algeciras y Tarifa para poder asegurar la vía marítima con el Mediterráneo. De nuevo se intentó una maniobra en tenaza, en la que las tropas del gobernador de Málaga, el general Maransin, el “incendiario” de Algodonales, avanzarían hasta Campillos por el interior y hasta Coín por la costa, mientras las tropas de Victor, al mando del general Godinot, atacarían por tres direcciones, desde la Línea del Guadalete, desde Chiclana y desde Antequera. En total no menos de 8.000 soldados franceses se movilizaron para atacar a Ballesteros. Sin embargo, iniciado el avance el 10 de octubre, Ballesteros se dio cuenta de la maniobra y se retiró apresuradamente hasta San Roque, dejando de nuevo como defensa de la sierra a algunas partidas aún no integradas. Godinot atraviesa la sierra por El Bosque y Ubrique, siendo hostigado permanentemente por partidas de serranos, pero logra llegar a Jimena el día 12, tras enfrentarse a una compañía del Regimiento de Escopeteros de Getares que defendió el paso de Ubrique con viveza y que tenía la misión de retrasar todo lo posible a los franceses. Al día siguiente llega a Gaucín el general Barrois, tras haber tenido que asaltar en feroz lucha el pueblo de Yunquera. Por el flanco occidental la columna de Semelé consigue llegar a Castellar y se encuentra que el castillo está bien defendido por los españoles, por lo que, para no perder tiempo, deja allí un destacamento cercándolo y sigue hacia el Campo de Gibraltar. Las tres columnas francesas convergen en las inmediaciones de San Roque el mismo día 13 y al avanzar sobre la línea española de vanguardia, ésta se retira y se pone al amparo de Gibraltar, fortaleza inexpugnable en aquellos momentos, entrando Ballesteros en el Peñón el día 14 de Octubre. La artillería de la Roca y de los buques ingleses fondeados allí hacía que las posiciones de Ballesteros (en la llamada Torre del Diablo) fueran muy difíciles de asaltar y se convirtieron un obstáculo infranqueable para los franceses en aquel momento, carentes de artillería en esta expedición. Godinot sopesa la situación y se detiene. El día 14 es informado del desembarco en Tarifa de la división española del general Copons, procedente de Cataluña, con un total de 3200 hombres y 210 caballos, incluyendo batallones de ingenieros y de artillería, a los que se habían sumado 1.200 ingleses al mando de Skerret. Por si fuera poco, las partidas serranas habían seguido hostigando su retaguardia y su línea de suministros y el propio Semelé tuvo un grave tropiezo en Ojén, donde en una escaramuza pierde sus carros de víveres y unos 300 bueyes, quedándose sin avituallamiento para la tropa. Soult, viendo que los objetivos marcados en su plan de ataque ya no podían conseguirse, ordena la retirada a la Línea del Guadalete por el norte, Manilva por el Este y Vejer/Alcalá de los Gazules por el Oeste. Barrois vuelve a Málaga. Godinot es llamado a consulta por Soult y, en Sevilla, éste le reprende su actitud ante Ballesteros, al que el mariscal francés considera poco más que un “brigand” (bandolero). La respuesta de Godinot diciéndole que Ballesteros era un militar muy capaz de vencer a un mariscal de Francia, enfurece a Solult y le arresta en sus aposentos. El general, al parecer propenso a las depresiones, termina suicidándose el 27 de octubre (11). Ataque por sorpresa a Bornos Esta retirada le sirve a Ballesteros, siempre hábil e ingenioso, para, de forma sigilosa y con gran rapidez, acercarse el 5 de noviembre hasta Prado del Rey y, tras comprobar la situación del enemigo, atacar por sorpresa el cuartel general francés en Bornos (ahora al mando del general Semelé tras el suicidio de Godinet). Cuenta con una fuerza de unos 3.000 efectivos, mientras que los franceses acantonados eran unos 2.000 aproximadamente (12). Ballesteros aprovecha el cambio de guardia del amanecer para capturar a los centinelas e internarse por varios puntos del pueblo. Una vez dada la alarma, Semelé reacciona rápidamente y ataca con uno de los batallones de infantería ligera uno de los regimientos españoles (el Cataluña) en una de las entradas de Bornos, ocasionándole bastantes bajas (diez muertos y 35 heridos), mientras ordena al resto de su tropa que se repliegue. Ballesteros logra concentrar sus tropas y acorralar a los franceses. Finalmente, se captura a toda la artillería, el equipaje del general y su séquito y a más de cien soldados franceses, quedando muertos o heridos decenas de ellos en las calles del pueblo. Semelé consigue retirarse en dirección Espera y de allí se dirige camino de Morón a través de Montellano. Por su parte, Ballesteros decide no perseguirlo y se desplaza a Villamartín, donde requisa víveres y pertrechos y, además, ordena al ayuntamiento que haga una leva de soldados, incluyendo a todos los solteros y viudos mayores de 16 años hasta los 40 sin excepción, así como todos los dispersos y desertores presentes en el pueblo. El día 9 se presentan en Prado del Rey 73 alistados, de ellos 11 dispersos, a los que se unirán otros 9 hombres más en los días siguientes en el cuartel de Ubrique (13). Los franceses se recuperaron rápidamente de su derrota y el día 11 ocupan de nuevo Bornos, por lo que el general Semelé entró en Villamartín con un fuerte contingente que incluía su estado mayor y los regimientos de infantería de Línea 6º, 10º, 12º, 20º y 51º, así como una brigada de caballería compuesta por el 2º de Dragones y el 5º de Cazadores (14). Por su parte, Ballesteros, con una fuerza de unos 10.000 efectivos cruza de nuevo el Guadalete y el 15 de noviembre llega a Utrera, a unos 30 kilómetros de Sevilla. Soult, amenazado, ordena que se les corte la retirada a los españoles enviando a Semelé a Montellano y Puerto Serrano y a la caballería de Bonnemains y Konopka a Villamartín. También se ordena al general Leval, con casi 6.000 efectivos, que avance desde el Levante y se dirija al Campo de Gibraltar. Esta finta a la espalda de Ballesteros, surge efecto y los españoles se ven obligados a retirarse hacia el Guadalete antes de que se cierre el copo francés. Durante el mes de diciembre, a las fuerzas de Leval se le sumaron 3.000 efectivos más de los regimientos que sitiaban Cádiz y otros 4.000 por parte de las tropas de Barrois procedentes de la costa malagueña. Se decidió entonces, tomar Tarifa, a donde los franceses llegaron el 19 de diciembre, después de dejar algunas fuerzas vigilando a Ballesteros en Gibraltar. Durante varios días hubo escaramuzas entre sitiadores y sitiados, pero el día 28 se adelantaron hasta unos 100 metros de las murallas e instalaron las piezas artilleras. Al día siguiente una batería de 6 cañones y tres obuses abrió fuego contra las defensas anglo-españolas. Esa misma tarde había quedado derruido un torreón y se abrió una gran brecha en la muralla. En la mañana del día 31 de diciembre de 1811, 23 compañías francesas al mando del general Chassereaux, iniciaron el asalto por la gran brecha de la muralla, pero la dificultad de acceder al interior de la ciudad, debido a un fuerte escarpe interior, y ante el nutrido fuego de los defensores, fundamentalmente hecho, en aquel sector, por los regimientos Irlanda y Cantabria, los franceses se vieron obligados a retirarse, dejando atrás más de 500 muertos y heridos, entre ellos unos diez oficiales. Los aliados pierden 5 oficiales y 31 soldados (15). Tras un armisticio para recoger a los heridos, algo en lo que participaron también los españoles, comienza a diluviar sobre el campo de batalla que queda impracticable. Al fin, el 5 de enero de 1812, Leval, ante la imposibilidad de continuar con el ataque y dado que el cerco quedaba libre por el mar, decide levantar el sitio y se retiró a Vejer y Medina. En total, las tropas francesas habían perdido unos 2.500 hombres, entre muertos, heridos, enfermos, prisioneros y desaparecidos, así como toda su artillería y gran parte de su impedimenta. El total de bajas de los aliados fue de unas 100 y Tarifa nunca fue tomada. El ataque a Prado del Rey A principios de 1812, Ballesteros ya utiliza frecuentemente la localidad de “Las Poblaciones de Prado del Rey” como cuartel general avanzado, puesto que desde allí puede vigilar y acechar a toda la Línea del Guadalete. Lógicamente, Ballesteros fiel a su dinámica estrategia, solo quería realizar asaltos por sorpresa y maniobras que desconcertaran al enemigo, pero, a veces, era él mismo el sorprendido. No podía, además, realizar ataques en campo abierto porque no disponía de caballería suficiente, ni de artillería apropiada. La accesibilidad a Las Poblaciones desde el camino de la ermita de Ntra. Sra de Las Montañas, o lo que es lo mismo, desde Villamartín, era una desventaja evidente también. Como los franceses iniciaron definitivamente la fortificación de la zona alta de Villamartín (Plaza, Iglesia y cerro de Torrevieja, junto a las calles colindantes, fundamentalmente), en los que incluso a partir del 28 de enero se contrata personal civil del pueblo, que además, se ve obligado a proporcionar materiales de construcción, según documentos conservados en el Archivo Histórico de Villamartín (16), Ballesteros decide atacar las obras. Sin embargo, necesita antes que queden desguarnecidas, por lo que idea una maniobra de diversión para atraer al mayor número de tropas francesas posibles. Para ello simula hacer un avance hacia Ronda a través de la sierra y, en un principio, los franceses pican el anzuelo. El general de división Nicolas François Conroux (Barón de Pépinville), estacionado en Villamartín, sale en su persecución con unos 1.000 soldados y 150 caballos a través del camino de Antequera. Sin embargo, a la altura casi de Olvera es informado que la columna de Ballesteros, situada ya en Atajate, ha regresado en dirección Sierra de Cádiz y se dirige hacia la propia Villamartín por Ubrique y El Bosque, con evidente intención de tomar el pueblo que ha quedado con las reservas francesas. Conroux da la vuelta rápidamente y se dirige hacia Villamartín para intentar coger a los españoles antes de que éstos lleguen a las Poblaciones y se hagan fuertes en las alturas, aunque un fuerte aguacero impide que ambos ejércitos puedan maniobrar con rapidez y eficacia. Por un lado, Ballesteros decide hacer un alto el 31 de enero en Ubrique y Benaocaz para descansar la tropa y recoger a los rezagados, mientras que Conroux llega a Villamartín ese mismo día, lo que deshace el plan de Ballesteros. El general francés decide, entonces, acabar de una vez por todas con la amenaza que representa el general español (17). Al día siguiente envía un destacamento de reconocimiento hasta las inmediaciones de Prado del Rey, donde descubre que ya está apostado allí el Batallón de Barbastro, al mando del Comandante Manuel Héctor, junto con el Cuartel General de Ballesteros con el general Ferraz a la cabeza. Ese mismo día, llegan los batallones de los regimientos 1º de Cataluña, el Provisional de la Costa y el de Cangas de Tineo, quedando el resto en El Bosque. En total la fuerza española en Prado del Rey era de unos 1.400 efectivos, aunque mi opinión es que los franceses no sabían el número concreto de soldados españoles. En esos críticos momentos y puesto que Ballesteros se encuentra en Ubrique, el mando de la defensa sobre el terreno recae en el general Francisco Javier Ferraz y Cornel, jefe interino del Estado Mayor del 4º Ejército. Ferraz, era aragonés como Ballesteros y se había distinguido en los sitios de Zaragoza, de donde había escapado con importantes documentos para la Junta Central en Sevilla. Luchó, junto a Ballesteros, en el norte de Huelva y Badajoz y había pasado con él al Campo de Gibraltar, participando en la defensa de Tarifa. En el Archivo Histórico Nacional se conservan dos documentos relativos a este ataque, si bien agrupados en la misma carpetilla El primero, firmado por el propio Ballesteros, aunque da detalles de la situación, se extiende más en argumentar sus objetivos y luego se dedica a elogiar el comportamiento de sus soldados (y de paso el suyo propio...), puesto que él no participó de forma directa en el combate, mientras que el segundo, más concreto, lo firma Ferraz que precisa los movimientos de sus tropas e incluso da un cuadro/resumen de bajas por unidades y escalas al final del mismo (18). Ballesteros comienza su informe justificando su plan de ataque por el inicio de las obras de fortificación de Villamartín y explica su ardid para engañar a Conroux y su peripecia de vuelta a Ubrique y Benaocaz, para destacar que la sorpresa de la vanguardia española se debió a que había sido “la noche más tenebrosa”, pues una nueva tormenta parece que ayudó a que las tropas francesas no fueran descubiertas por los vigías españoles hasta que ya fue demasiado tarde. Por su parte, Ferraz calcula que en esos momentos la fuerza enemiga destacada y “fortificada” en Villamartín ascendía a unos 4.000 hombres junto con 6 piezas de artillería. El día 2 de Febrero, antes del amanecer, los franceses que se habían acercado con total sigilo y amparados en la tormenta y oscuridad de la noche, atacaron Prado del Rey con 2000 infantes “escogidos y sin mochilas” y 150 de caballería al mando del general de división Conroux y del general de brigada Meunier (19). Según Ferraz el ataque lo encabezaron 6 compañías de granaderos y cazadores de los Regimientos de Línea 9º y 96º. Sin embargo, hemos podido comprobar que el 9º de Línea no estaba en esos momentos desplegado en España, por lo que es más probable que Ferraz se refiriera al 9º de Infantería Ligera, que si estaba en la zona acantonado en la comarca y de hecho participó unos meses después en la Batalla del Guadalete en Bornos, donde también estuvo el 96º de Línea (20). El texto dice: “El ataque fue brusco y general en todos nuestros puntos avanzados que fueron arrollados y tomado el pueblo en pocos minutos”. Según el parte en esta vanguardia española habría una compañía de “gastadores” (zapadores), que se llevó la peor parte. Al igual que Ballesteros, Ferraz justifica que la vanguardia española, formada por el batallón de Barbastro y éstos zapadores, fuera arrollada explicando que además del “ímpetu” del ataque francés y la “lobreguedad” de la noche, se abatió sobre el pueblo un temporal “horroroso”. Sin embargo, al amanecer, de forma inesperada para los franceses, se unieron a la lucha los batallones asturianos, catalanes y el Provisional de la Costa que contuvieron al enemigo, mientras que Ferraz logró flanquearlos por la izquierda con el de Barbastro. Esta contundente acción logró expulsar a los franceses que “perdieron el pueblo con la misma rapidez con la que lo habían tomado”. Es muy posible que Conroux no esperara que estuvieran ya en Prado del Rey gran parte de las fuerzas de Ballesteros y no les dio, literalmente, tiempo a nada, ni siquiera a afianzar sus posiciones recién tomadas. El hecho, resaltado por Ferraz, de que no llevaran “mochilas”, es decir provisiones y municiones de repuesto, se explicaría porque no esperaban tan fuerte respuesta. Los franceses se precipitaron en retirada y los españoles los persiguieron durante más de una legua (unos 4 kilómetros), seguramente hasta la zona de la Hacienda del Rosalejo, en el reborde ya de los Llanos pues más abajo, a campo abierto, podrían haberse reagrupado y ser reforzados desde Villamartín. Los franceses tuvieron 10 muertos, 30 heridos y algunos prisioneros, entre ellos un edecán del general Conroux. Las bajas españoles, listadas en el documento al final del parte, como hemos dicho, en un cuadro por batallones y clases, ascendieron a 3 muertos, de ellos un oficial herido previamente llamado Pedro Navarro, del Batallón Provisional de la Costa (que es citado tanto en el parte de Ballesteros como en el de Ferraz) y dos soldados (uno del 1º de Cataluña y otro del destacamento de gastadores/zapadores), 19 heridos y 5 prisioneros (21). La acción fue informada a las Cortes de Cádiz, reunidas en sesión secreta, el día 8 de Febrero, si bien, Ballesteros, tal y como informó el periódico El Conciso, había remitido el informe al gobernador de Algeciras el día 5 de febrero (22). Curiosamente, el parte al Estado Mayor de la Regencia lo firma Ballesteros en el cuartel general de “La Población del Prado del Rey” el mismo día 2 de febrero, mientras que el de Ferraz se firma en Ubrique el día 4. La versión francesa de este combate la conocemos muy de pasada, ya que solo hemos podido encontrar una breve referencia realizada en una carta del mariscal Soult al mariscal Berthier, recogida por el historiador militar Grasset (23). En ella Soult alardea de que se encuentra en Chiclana, delante de Cádiz, y que ha reforzado la Línea del Guadalete con un imponente fuerte en Villamartín, cuyo objetivo es impedir que las fuerzas españolas puedan tener una salida hacia el interior de Andalucía y, por tanto, se queden encerradas en la Sierra de Ronda. De paso, le explica que Ballesteros con 8.000 hombres (sic) se había presentado en Ubrique, El Bosque y Las Poblaciones, pero que los generales Conroux y Meunier, con tan “solo” unas compañías de “voltiguers” (tiradores) habían desbaratado el ataque de las vanguardias españolas en Las Poblaciones, las habían hecho huir y, además, les habían apresado 25 hombres. Lo cual hizo que Ballesteros tuviera que abandonar su objetivo de atacar Villamartín Lo cierto es que Ballesteros siguió campando por las sierras de Cádiz y Ronda y que, en los meses siguientes, siguió acosando a las tropas francesas y que tan sólo quince días después de la acción de Prado del Rey, derrotó al general Maransin, por entonces gobernador de Málaga, en Cártama, donde incluso éste cayó herido y estuvo a punto de ser hecho prisionero. Luis Javier Guerrero Misa Artículo: “Los generales Ballesteros y Ferraz y el ataque francés a Prado del Rey” NOTAS (1).- González Peinado, Francisco: Manifiesto que hace a la nación el brigadier D. Francisco González Peinado…: Por el qual hace ver la conducta que ha observado desde el principio de nuestra gloriosa revolución, y particularmente desde que entró a servir su encargo en el Supremo Congreso Nacional… descubriendo el origen de los procedimientos con que se ha atacado la inviolabilidad de su carácter, y comprometido su honor y su opinión publica”. Cádiz, Imprenta de Vicente Lema, 1811. (2).- ORTIZ DE ZÁRATE, Andrés: Presentación que Don Andrés Ortiz de Zárate, conocido por el Pastor en la Serranía de Ronda, hace al Soberano Congreso Nacional reunidos en Cortes Extraordinarias, con motivo de la causa que se le fulmino, y ha sido sustanciada, y determinada en su favor por la Real Audiencia Territorial residente en esta plaza. Cádiz, Imprenta de la Viuda de Comes, 1811 y ORTIZ DE ZÁRATE, Andrés: La mas justa vindicacion que presenta a sus compatriotas don Andres Ortiz de Zarate, conocido por el pastor en la Serrania de Ronda ... con motivo de los atroces delitos que le atribuye ... D. Francisco Gonzalez Peynado ... : con otras cosas que ilustran al público. Algeciras, Juan Bautista Contilló y Conti, 1812. (3).- CONDE DE TORENO: Historia del levantamiento, guerra y revolución de España. Tomo III. Madrid, Imprenta de don Tomás Jordán, 1835. Véase nueva edición a cargo de J. M. Martínez Valdueza de la Editorial Akron. Madrid en 2008-09. (4).- GUERRERO MISA, L.J; SÍGLER SILVERA, F.; MORALES BENÍTEZ, A.; ROMÁN ROMÁN, J.; CASTRO RODRÍGUEZ, M.J.; PALOMARES BELTRÁN, H.: Estudios sobre la Guerra de la Independencia española en la Sierra de Cádiz. Consejería de Gobernación y Justicia de la Junta de Andalucía. Dirección General de Administración Local, Sevilla, 2012. (5).- GUTIÉRREZ TÉLLEZ, Diego: Biografía de D. José Serrano Valdenebro. Jefe de Escuadra de la Armada Española (1743-1814). Cortes de la Frontera (Málaga), 2008. (6).- GUERRERO MISA, L.J. : El marco bélico: Desarrollo de las operaciones militares en la Sierra de Cádiz durante la Guerra de la Independencia (1808-1814), en GUERRERO MISA, L.J; SÍGLER SILVERA, F.; MORALES BENÍTEZ, A.; ROMÁN ROMÁN, J.; CASTRO RODRÍGUEZ, M.J.; PALOMARES BELTRÁN, H.: Estudios sobre la Guerra de la Independencia española en la Sierra de Cádiz. Consejería de Gobernación y Justicia de la Junta de Andalucía. Dirección General de Administración Local, Sevilla, 2012. Páginas 102 y ss. (7).- GUERRERO MISA, L.J. op. Cit. Pag. 129. (8).- GUERRERO MISA, L.J. op. Cit. Pag. 103. (9).- SÍGLER SILVERA, F.: Política y conflicto armado en la Guerra de la Independencia en Ubrique y Benaoca, en GUERRERO MISA, L.J; SÍGLER SILVERA, F.; MORALES BENÍTEZ, A.; ROMÁN ROMÁN, J.; CASTRO RODRÍGUEZ, M.J.; PALOMARES BELTRÁN, H.: Estudios sobre la Guerra de la Independencia española en la Sierra de Cádiz. Consejería de Gobernación y Justicia de la Junta de Andalucía. Dirección General de Administración Local, Sevilla, 2012. Páginas 218 y ss. (10).- GUERRERO MISA, L.J. op. Cit. Pag. 104. (11).- GUERRERO MISA, L.J. op. Cit. Pag. 106. (12).- VIDAL DELGADO, Rafael: Jimena y el Campo de Gibraltar en la Guerra de la Independencia. Conferencia impartida en Jimena de la Frontera el 26/3/2004, pág. 59. En www.belt.es. (13).- ROMERO ROMERO, Fernando: Guerra de la Independencia: Villamartín, 1808-1813. Villamartín, Ayuntamiento, 1999. Página 87. (14).- ROMERO ROMERO, Fernando: Guerra de la Independencia..., op. cit., pág. 88 (15).- GUERRERO MISA, L.J. op. Cit. Pag. 109 (16).- ROMERO ROMERO, Fernando: Guerra de la Independencia..., op. cit., pág. 89 cita el Legajo nº 98 de 1812, documento nº 15 del AHV. (17).- GUERRERO MISA, L.J. op. Cit. Pags 109-111. (18).- AHN. DIVERSOS-COLECCIONES, 82, N.17. Partes dados por el General Ballesteros y el General Ferraz sobre acciones sostenidas por sus tropas en el mes de Febrero de 1812 (19).- En mi capítulo del libro ya citado, por error de trascripción, se dice “general de brigada Simmer”, siendo lo correcto “general de brigada Meunier”. Igualmente en el periódico El Conciso, de fecha 8 de febrero de 1812, se adjunta una copia de un parte del teniente general Ballesteros en el que se afirma que éste general de brigada se apellida “Musnier”. No obstante no he encontrado en la tabla de generales franceses a ningún Meunier, aunque sí un general de brigada llamado Mourier y otro Munnier. (20).- MARTINIEN, Aristide. Tableaux par corps et par batailles des officiers tués et blessés pendant les guerres de l´empire (1805-1815). París, Éditeur Militaire, Henri Charles-Lavauzelle, 1899 (21).- AHN. DIVERSOS-COLECCIONES, 82, N.17. Partes dados por el General Ballesteros... veáse el listado adjunto al final del parte de Ferraz. (22).- El Conciso. Edición del 8-02-1812. Cádiz. Imprenta de D. Manuel Ximenez Carreño. Pág. 4. (23).- GRASSET, Alphonse-Louis: Malaga, province française (1811-1812). Avec cartes et croquis horts texte. Paris, Herni Charles-Lavauzelle [1910], pág 409.

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